Bien, mal y regular
Hace meses que no doy nada.
La mayoría de las veces por pereza de parar y sacar la cartera.
Y me siento fatal.
No me sirven las excusas.
Si diera un euro al día serían 30 euros. Y seguro que no llego a tanto.Ya ves tú.
Y si no lo necesitan de verdad… pues que narices, a mi me da igual. ¡Que se sientan mal ellos! Es un acto totalmente egoista.
Sin embargo, escribo esto, y no sé si hoy cuando salga daré algo, o me dará pereza parar y sacar la cartera.
Mal, muy mal.
Ayer me sentí mala madre. Y me sentí mal.
Si lo analizo friamente no creo que lo sea. Creo que Mateo es feliz, le dejo investigar por su cuenta pero siempre estoy vigilando. Y, sobre todo, le quiero mucho.
Pero me sentí mala madre porque cuando no estoy con él a veces se me olvida que existe.
No digo un momento, digo toda la mañana o toda la tarde.
Estoy construyendo mi vida y se me olvida.
Y es TAN dependiente.
El no construye su vida solo. La construímos entre todos, y eso no se me debe olvidar.
Mal, muy mal.
Odio ir al médico. Odio hacerme pruebas. Odio tomar medicinas.
Y, claro, siempre voy in extremis.
Hoy no tengo más remedio que ir al médico. Maldita sea.
A algunos les pareceré quejica. Se puede decir que lo soy… No porque me queje sin razón, que no lo hago. Si me quejo de que algo me duele es que me duele mucho. Se puede decir que soy quejica porque no pongo remedio, así que los dolores me duran más de la cuenta. Culpa mía, por lo tanto no debería quejarme.
Pero me quejo.
Mal, muy mal.
Se está acabando la época en la que salir 5 minutos en pelota picada a tomar el sol en mi terraza es un placer. Esto ocurre entre Febrero y Mayo. Aunque algunos días de Junio tambien se puede, a eso de las 10 de la mañana.
Ayer cuando salí (tambien es verdad que eran las 3 de la tarde) no podía pisar el suelo, ni mucho menos sentarme en la silla. Lo regué todo y entonces tuve la sensación de que alguien me había sentado en la bandeja del horno. No llegué ni a los 2 minutos. Con lo que me relaja. Jo.
Todavía bien, pero camino de mal.
El otro día un grupillo de yonkis e indigentes de la plaza de los cines Luna (el nombre de la plaza es Santa María Soledad Torres Acosta, pero yo la llamo de la Luna por los cines y porque es de donde parte la calle de la Luna, que es más fácil, más corto y más bonito) se pusieron a cantar el pasodoble Que viva España. El que tocaba la guitarra lo hacía francamente bien y tenía una voz preciosa, los otros berreaban, pero se lo estaban pasando pipa.
Y yo sonreí.
Bien, muy bien.
Mateo me abraza cuando me ve, me lanza besos cuando se va y me acaricia la espalda cuando estoy en el ordenador. Y ahora mismo está jugando conmigo a tirarnos la pelota.
De vez en cuando le dejo descalzo (en la silla o unos minutos en casa). Tiene los pies como dos bolillas blancas. El día menos pensado le pego un mordisco. No me extraña que el mismo tenga todo el rato el pie en la boca, ¡si es que es una tentación!
Hoy me siento buena madre. Y ahora viene todo un fin de semana para estar en familia.
Que bonito post el de Jaime.
Que buen padre.
Bien, muy bien.
Aun no llevo un mes trabajando en el estudio y todo son piropos.
Hay quien ha dicho que aprende más en mis clases que en las del maestro. Excesivo, pero, hasta cierto punto, lógico.
Y además me llevo bien con todo el mundo.
Cuando entré en la escuela comenté con Jaime que me parecía que había un ambiente de excesivo peloteo. Vamos, que la gente era demasiado amable incluso con la gente que no conocía, porque en este mundillo todo funciona por conocidos y nunca sabes de dónde te puede venir el enchufe. Yo no me sentía capaz de, como veía hacer, entrar en el despacho a darle besos a gente que solo conocía de vista…. Había llegado incluso a discutir con el maestro en alguna ocasión y todo. Así que pensaba que no me comería un rosco.
Jaime me dijo que no me preocupara por no esforzarme en ser simpática, que yo ya era simpática de por si. Pensé que qué me iba a decir él, claro, el amor es ciego.
Pero debo ser simpática, o no sé que otra virtud puede haberme hecho ser casi amiga de varios de los alumnos de avanzado, que los del estudio no hagan más que alabarme, que unos y otros me inviten a sus fiestas, o que casi todas mis alumnas de iniciación se quieran apuntar a mis talleres de teatro. Tal vez me han convertido repentinamente en foco de peloteo.... pero lo dudo, porque todo el mundo sabe que no tengo contactos....
No sé qué ha pasado, pero sea lo que sea:
Bien, muy bien.
Ultimamente me siento más guapa y eso me hace sentirme más segura y eso hace que todo vaya a mejor. Aunque no sé qué fue antes, ¿la gallina o el huevo?
Y salgo mucho y veo a mis amigos, a los nuevos e incluso a los de toda la vida.
Y voy mucho al teatro.
Y las clases de teatro van muy bien.
Bien, muy bien.
Llevaba mucho tiempo queriendo comprar maquillaje para el cuerpo, pero al final cambié el capricho por el de henna para tatuar.
Era la idea perfecta, me gusta la estética del tatuaje pero no su permanencia.
Ayer me la compré, y por la noche, aunque me sentía fisicamente fatal decidí que no podía esperar y que me la iba a poner.
Me hice un brazalete, una estrella en el dorso de la mano, unas hojitas en el dedo gordo del pie y uno de tipo étnico subiendo por cada lado de uno de mis tobillos.
Me salieron muy bien. Pero acabé de hacerlos mas tarde de la cuenta, y me encontraba fatal, y tenía barro en el brazo y no podía apoyarlo en ningún lado y en las instrucciones ponía que tenía que tenerlo unas 3 horas o mejor toda la noche, pero ¿cómo iba a acostarme en mis sábanas blancas toda pringada de barrillo con olor a té y de limón con azucar? Me lo quité. Ahora tengo una sombra levemente anaranjada en el brazo y en el pie. Lo de la mano no se ve. Parece que estoy sucia y tengo churretes.
Pues... mal no, pero bien… tampoco. Ya mejoraremos la técnica. Se me ocurre cada cosa....